Y EMPEZARON LAS TARDES DE PACHA

tardes de pachá sitges

A mi llegada a Pacha de Sitges, ¿sabéis que sólo abríamos los sábados y domingos tarde?, más tarde sí que abrimos también los viernes.


Voy a contaros como eran las tardes al principio.

En Pacha Sitges teníamos dos relaciones públicas de Barcelona, eran dos chicos de veintitantos rozando los treinta años, de muy buena familia pero los definiría como un poco Neo-Hippies, la verdad es que eran muy buenos pues la discoteca en invierno la llenaban ellos de gente muy guapa de Barcelona, pero la verdad es que su labor en los domingos por la tarde era prácticamente nula.


La sesión de las tardes empezaba a las 18 horas, sin demasiado interés por nadie (cuando digo nadie es nadie) los camareros jugaban en la barra a los dados, en la puerta tertulias varias y el Sr. Director en el despacho escuchaba la radio pues era un fanático del futbol, es más un acérrimo seguidor del F.C. Barcelona.


En una sesión cualquiera de domingo por la tarde podían entrar no más de cien personas, una vez entraban buscaban el rincón más oscuro y discreto, de tal forma que pocas personas bailaban en la pista, la música por más que era súper buena, no les motivaba en absoluto pues creo que habían acudido quizás a socializar con el sexo contrario, en aquel tiempo se llamaba ir a darse el lote.


A mí eso me aburría solemnemente, me esforzaba por poner lo mejor de la música actual, pero sin obtener ningún resultado, y así aburrido esperando la hora de cierre, sobre las 21:10 h. solía poner la canción de cerrar, entonces era una canción de Billy Stewart y el nombre de la canción IN SUMMER TIME.


Las parejas que estarían “escondidas” oían la canción de cierre y salían de sus escondrijos tímidamente, y se dirigían a la salida, eso sí, al pasar por mi lado me decían Adiós educadamente.


Ósea que el único que se curraba la sesión era el Disc-Jockey pues cada tres minutos más o menos había que poner otro tema y así uno detrás de otro, mientras unos jugaban, otros hablaban y el director seguía radiofónicamente los resultados de la jornada futbolera.


Una tarde harto de tanto aburrimiento al finalizar la sesión y haber recogido, me dirijo al despacho, llamo a la puerta, el director estaba haciendo la caja de la puerta sin dejar de escuchar la radio.

- ¿Me dejas que me encargue de las tardes? Es que me aburro muchísimo.- le dije.
- Pues me parece bien. - respondió el Sr. Director. Pero lo dijo como diciendo. 'no me molestes, haz lo que quieras'.


El Sr. Director no puso objeción a que me encargara de las tardes, tampoco le dije yo. '¿Qué me pagas si me ocupo de las tardes?'


En aquellos momentos un Disc-Jockey no era como ahora, cobrábamos quizás un poquito más que un camarero de Sala.


Si le hubiera preguntado '¿Qué me pagarás si me encargo de las tardes?' me hubiera dado una miseria, estoy seguro, así que me dispuse a encargarme de las tardes sin haber negociado dinero alguno.


Me diseñé una invitación de lo más sencillo y barato, y en una imprenta de mi pueblo me las imprimieron, en la terraza de mis padres había una mesa que servía para todo, para comer o cenar cuando hacía buen tiempo y también como mesa de trabajo.


Cogí la guía de teléfonos de mi maravilloso pueblo, unas fichas y un fichero que compré en una papelería. Era un fichero de color verde a modo de cajón de la misma medida que las fichas y empecé a buscar por apellidos a los padres de cada uno de mis amigos para obtener la dirección y numero de la calle, esto era un trabajo verdaderamente de chinos, no os podéis imaginar el trabajo que me llevó esta tarea, pero estaba seguro que lo iba a conseguir. 

El primer criterio era sobre todo obtener la dirección de las chicas más guapas del pueblo, así como las de amigos y conocidos.


Por aquellos tiempos había hecho amistad de un mexicano, bueno de mexicano poco, pues era alto, rubio, guapo, vaya que de mexicano sólo tenía la nacionalidad. Él estudiaba en el Instituto y también colaboraba en mi proyecto de las tardes. Más tarde también trabajaría los veranos como camarero de sala en Pachá.


Después de muchísimas horas llegué a tener aquel fichero de color verde lleno y organizado por apellidos, ahora sólo había que comprar sobres y sellos, la primera vez recuerdo que pegué los sellos y cerré los sobres con la lengua, quedándome la lengua como un zapato durante horas, más tarde descubrí la técnica de la esponjita.

Cogí todos los sobres, los puse en el carro de la compra de mi madre y los llevé a la central de Correos que estaba entonces en la parte Alta de la Rambla.


Imaginaros la situación, chicos y chicas de dieciséis, diecisiete años, que aún jamás habían recibido una carta, que de repente en el buzón se encuentran una invitación para la sesión del próximo domingo en el Pacha de Sitges.


Llegó el Domingo esperado, llegué a las 5:00 pm como de costumbre todos los domingos, saludé al director que me dice.

- ¿Como lo ves?
- Pues lo veo bien - le contesté y me fui a la cabina a preparar todo. 

Yo creo que faltarían quince minutos para abrir las puertas de la discoteca cuando viene mi amigo mexicano, y me dice.

- Willy está lleno de gente fuera en la entrada.

El corazón se me aceleró, eso era solo el principio.

- Ven , ven a verlo.

No quería ni verlo, de repente me había entrado pánico, no sé por qué, quizás el pánico escénico de fracasar en el intento.



La tarde fue apoteósica, lleno hasta la bandera, no puedo describir con palabras lo que fue esa tarde. 

El Sr. Director se asomaba por la cortina, solo se le veía la cabeza, pero sin entrar en la sala, yo creo que no se podía creer lo que estaba viendo, era como las noches, pero con gente más joven, gente guapa como era habitual en esa discoteca. A la hora habitual canción de cierre y todos para casa.


A la semana siguiente fue aún más y mejor, pues, así como la primera de las tardes los chicos y las chicas eran principalmente de mi pueblo, el pueblo vecino, a la segunda de las tardes ya había un pequeño porcentaje de juventud de Sitges, quizás por estudiar en el instituto de mi pueblo pues no había instituto en Sitges, se habían enterado de lo divertidas que eran esas tardes en el Pachá de Sitges.


Y a la tercera de las tardes era ya una mezcla total de chicos y chicas de los dos pueblos, los de Vilanova cogían el tren hasta la estación de Sitges y después subían andando, otros venían en motocicletas de 50 cc ó 75 cc, los más mayores en sus recién estrenados coches, conozco hoy hijos de padres que eran de cada una de las dos poblaciones y que se conocieron en las tardes de Pachá, se enamoraron y más tarde se casaron.

Llevaríamos tres o cuatro semanas con lleno y diversión total, los domingos tarde ya se habían consolidado, imaginaros hasta qué punto que esto duró doce años sin decaer nunca.


Pues al finalizar esa tarde, recojo la cabina como era costumbre me dirijo al despacho del Sr. Director, él estaba como siempre haciendo las cajas, le digo, haciéndole una señal con los dos dedos:


- ¿Qué te parece si hablamos de dinero?

- Pasa, pasa Nen (aún me seguían llamando Nen)

Él estaba súper contento, así como la primera vez me dijo que me ocupara, pero sin ningún entusiasmo, ahora estaba motivadísimo, y me decía 'siéntate, siéntate', y me senté.

- ¿Que te parece si te pago un plus por llevar las tardes?
- Me parece genial. ¿Y cuanto me vas a pagar?
- Pues te voy a pagar veinte mil pesetas mientras las tardes funcionem.


¡Yo flipando colores¡


Eso significaba que iba a tener dos sueldos, uno por poner música y otro por la publicidad de los domingos tarde.


Moraleja. Nunca pidas nada antes de demostrar cuanto vales.


PD: A partir de entonces dejaron de llamarme NEN y pasaron a llamarme Serra como en el colegio.

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